En el año de San José, como pastoral vocacional con el lema “Levántate, ponte en camino y ven” hemos querido comenzar este mes vocacional con este espacio formativo que da pie para que agentes en pastoral vocacional, formadores y laicos puedan formarse y dialogar en torno al vocacional y así estar preparados para dar respuesta a los desafíos a lo cuales hoy nos vemos enfrentados. Es por esto que este año continuamos dando también respuesta a las inquietudes de muchos de ustedes en esta área, para lo cual se ha invitado al P. Cristóbal Fones quien nos expondrá en la temática de la “ Fe como principio en el discernimiento vocacional”.
La V mesa Vocacional fue conducida por la Hna. Mónica Torres Madariaga encargada de la pastoral vocacional de la arquidiócesis de Santiago y comenzó con una oración y el saludo del cardenal Celestino Aós Bracco. El pastor expresó que “cada congregación tiene un carisma, una identidad especial”, y que “el carisma requiere ciertas facultades o capacidades”. Añadió que “en un mundo individualista, nos falta profundizar en nuestra identidad y nuestro sentido de pertenencia. La vocación es personal, pero es para toda la comunidad religiosa, y es para toda la comunidad cristiana. Por eso la vida cristiana es la mejor pastoral vocacional”. Para incentivar una vocación, el pastor pidió que “el que joven, la joven vea en usted una persona creyente, que trata de ser coherente con su fe”, y recomendó a las comunidades de consagrados que a los postulantes o nuevos ingresados que “no le exijan que se comporte como si ya llevara años de vida religiosa” y “jamás ridiculizar una expresión de la fe”. Por último, el arzobispo expresó: “No perdamos nunca de vista esto: la fe, la entrega a Jesucristo es la base constante del discernimiento vocacional y de la vida religiosa”.
Por su parte, el vicario general del Arzobispado, obispo Cristián Roncagliolo, indicó que en las actividades de este Mes Vocacional participarán más de 200 comunidades religiosas, y alrededor de 60 parroquias con sus párrocos y grupos pastorales, en sintonía, “para generar una nueva cultura vocacional en un proyecto a tres años”, con énfasis este 2011 en las virtudes teologales, Fe Esperanza y Caridad.
La exposición central, a cargo del padre Cristóbal Fones S.J. se tituló “La fe como principio en el discernimiento vocacional”. En ella compartió su experiencia sacerdotal de 27 años como acompañante de jóvenes para discernir sus respectivas vocaciones. Se refirió a cinco puntos a tener en cuenta al momento de aceptar un postulante a una congregación, orden religiosa o carisma consagrado: la cultura secular; el don de la fe; la vida espiritual; qué discernir y cómo discernir.
Cuando hay amor verdadero, aparece la fe
En el primer punto, recalcó que “ya no vivimos en la cristiandad” y que muchas cosas se han ido secularizando, o mundanizando, como cuando se habla de vocación, que se entiende en general como elección de carrera, pero que no es así. Lo importante, dijo, no es discernir qué quiere hacer uno, sino preguntarse cuál es la voluntad de Dios, “qué tipo de persona me siento llamado a ser”. Respecto de la fe, señaló que es una adhesión libre a alguien que me llama, es un acto de amor. “Y lo más grave en nuestro Chile actual es que vivimos una crisis de amor. Nos amamos pésimo en Chile”, porque muchas veces, dijo, “las relaciones de pareja son un desastre, las relaciones de los padres con los hijos son sumamente posesivas; las relaciones entre amigos son sumamente interesadas”. Pero cuando hay amor verdadero aparece la fe, sostuvo.
Más adelante, el padre Cristóbal Fones se refirió al desarrollo de la vida espiritual, que requiere poner el foco en el “ser” con Cristo, como dice la Oración Eucarística, hacerlo todo “por Cristo, con Cristo y en Cristo”, es decir, cultivar una vida espiritual profunda, de mucha y verdadera oración. En este aspecto precisó que un discernimiento espiritual vocacional no se hace entre lo bueno y lo malo, sino que entre dos cosas buenas ver cuál es la mejor para el fin que cada uno fue creado.
Por último, acerca de qué discernir y cómo hacerlo, el padre indicó que se trata de distinguir entre diversos caminos buenos, cristianos. Y la pregunta no es, señaló, si soy cura, religiosa o laico, sino “cómo amar siendo religiosa, sacerdote o laico”, porque la primera vocación es el amor y es necesario educar para ese mandato evangélico. Para lograr este fin, hay que conectarse con los deseos personales, tener una actitud de servicio y una disposición a la fidelidad.
Es fundamental hoy ponerse de rodillas y orar
Otra actividad que marcó el comienzo de este Mes Vocacional fue la misa que presidió el Nuncio Apostólico, monseñor Alberto Ortega, concelebrada por el secretario de la nunciatura, padre Juan Pablo Cerrillos, liturgia que dio inicio a la jornada de 24 horas de adoración para pedir por las vocaciones sacerdotales y a la vida religiosa.
En la homilía, el representante papal en Chile retomó el tema del padre Fones, para afirmar que “sin fe no hay vocación, y cuando escasean las vocaciones podemos preguntarnos cómo va nuestra fe”. Respecto del textode los Hechos de los Apóstoles proclamado, precisó que los apóstoles continúan la obra de Jesús, y que“todos estamos llamados a vivir la santidad, que es la vocación universal de la Iglesia”. Luego se refirió alrelato de Pedro, que devuelve la salud a Eneas y la vida a Tabita. Pidió que cada uno se pregunte tambiéncuál es su vocación, para que haya apóstoles que visiten a las personas enfermas, “a lo mejor no en el cuerpo, pero sí en el espíritu”, a los que les pueda decir como Pedro: “Jesús te devuelve la salud”.
Agregó el nuncio que “donde hay tantos signos de muerte, sobre todo ahora, a causa de la pandemia, es fundamental que haya gente que se ponga de rodillas y ore diciendo: ‘Tabita, levántate’. Hace falta mucha esperanza, comprensión, caridad. Y ahí está la misión de la Iglesia, para hacer presente la verdadera esperanza que es Jesucristo, el único que nos da la vida verdadera, el único que tiene palabras de vida eterna”, como dice el Evangelio de este sábado. Tantos hermanos nuestros, dijo, “que esperan también hoy un apóstol que les lleve una palabra de esperanza, que los levante de su postración”.
La Jornada de Oración de 24 horas se inauguró con la misa presidida por el nuncio y culminó el domingo 25, de Jesús el Buen Pastor, a las 12:00 horas.